Cartas a Julieta...
Lejos mi peli favorita!Ya tiene unos cuantos años, pero el amor es eterno y si sos de esa especie de romántico incorregible y aún no la viste, no podes perdértela!
Victor y Sophie viajan a Verona . Mientras ella camina por la ciudad ,descubre que en la casa de Julieta, las mujeres dejan cartas donde le confían sus problemas románticos. Más tarde se percata que las cartas son recogidas y contestadas por un grupo de mujeres exitosas en el amor; esposas con muchos años de matrimonio, madres y abuelas. Sophie se une al grupo y de casualidad encuentra una carta escondida con 50 años de antigüedad, así que la contesta y anima a la destinataria a buscar a su amor verdadero. Para su sorpresa, días después se presenta una abuela inglesa (Vanessa Redgrave) que regresa a Verona acompañada de su nieto (Christopher Egan), decidida a encontrar a Lorenzo para disculparse porque lo plantó 50 años atrás. En el viaje los personajes descubrirán aspectos que cambiarán sus vidas para siempre.
Es un canto a vida, un canto al amor, un canto a la esperanza...
Las cartas nunca pasan de moda, siempre fueron mensajeras de emociones.
La tecnología ha modificado ello por mensajes mas instantáneos :mail, wasap, skype. En definitiva cualquiera sea el medio, todos buscan lo mismo....hacer de puente en el amor!
Es que nunca hay que dejarle lugar al.." Y si...",ya lo que lo peor que te puede pasar, es no haberlo intentado!
Recuerda nunca es tarde para el amor,
solo tienes que abrir un poco el corazón
y ser quien realmente eres.
Les dejo un hermoso cuento, de un gran
escritor español a quien admiro mucho,
pero quiero mucho más.
Que no te pase....solo por temer al ... Y si!
Nancy
Para ti, mujer que sabe mirarse entre el
juego de los espejos.
POR
UN MOMENTO…
Ojos grises. Tras el cristal de sus gafas
de carey, unos ojos intensamente gris.
Hoy recogió su pelo con la pinza violeta,
la de adornos amarillos, ésa, que hace ya mucho tiempo, él le regaló.
Por lo demás, la mujer está desnuda ante
el espejo.
Le mira furtiva la luz fría del amanecer
que burló los visillos del balcón y se esconde
entre las rosas frescas del jarrón antiguo que aroma su dormitorio.
Doce cartas azules, sobre la mesilla de
noche, cerca del bordado rojo de la almohada, testifican el deseo del
encuentro. Junto a ellas, la cinta dorada que desató en el desvelo de la
madrugada. La angustia frenó su intento
de dar un paso más.
Años de espera, de olvido.
Los sobres cerrados, resistieron mil
intentos de navegar por ellos. Sus matasellos cuentan viajes perdidos en el
tiempo y la geografía.
Y junto a las rosas, el brillo
desgarrador del abrecartas de cuarzo.
Pasó la esperanza en el amor.
Casi sin pensarlo, la mujer tomó, al
azar, un sobre entre sus dedos. Lo abrió. La carta que guardaba sin abrir,
amarilla por el tiempo, habla de silencios, de dudas, de perdones y lamentos.
“tu
ausencia me dice que debo olvidarte….nos encontraremos en alguna esquina del
tiempo”.
Espera…- suplicó la mujer como un
susurro, veinte años después-.
Pero el papel guardó silencio.
Un brillo de cristal cruzó, en perfecta
línea recta, su mejilla y mojó el papel. Algunas palabras de la carta quedaron
desdibujadas para siempre.
Pero enseguida recobró el ánimo.
Espera… ¿cómo te sientes?
Espera… Yo entonces no podía, ¿me
comprendes?
Espera… ¡jamás logré olvidarte!
Espera… compré un vestido blanco,
trenzado de cintas verdes. Y, hoy, pintaré mi pelo de color azul. Ese que tanto
te gustaba.
Espera… ¡miraremos juntos la luna llena
desde el acantilado!
Sorpresivamente, un revuelo de palomas
mensajeras delató a la luz fría, escondida entre las rosas del jarrón antiguo.
Se movió el aire de la estancia. Y sobre la luna del espejo, el cuerpo desnudo
de la mujer, dibujó reflejos plateados.
Cuidadosamente, puso las gafas de carey
junto al abrecartas.
Después, marcó el contorno de sus ojos
grises, pintó de carmín las fronteras de los besos. Interpuso el vestido nuevo
entre ella y el espejo. Cerró sus párpados…
Imaginó pasos subir por la escalera.
Y sonrió.
…pero ya, el filo negro del abrecartas,
apuntaba directo a su corazón.
En Madrid, por mayo de 2014.
Ángel Domingo
Campos.